¿Te han hecho creer que ser
mujer es sinónimo de ser débil?
Si tienes miedo de ser la “víctima” en tus
relaciones o has pensado alguna ves que ser hombre tiene más ventajas y quieres
recuperar tu poder como mujer, este artículo te puede dar unas pistas.
Existe un mito que ha hecho
mucho daño tanto a hombres como mujeres y las relaciones que establecemos entre
nosotros. La idea de que la mujer es el “sexo débil”, aparte del romanticismo
que evoca, en realidad es una de las principales causantes de los conflictos
entre hombres y mujeres. Esta imagen nos lleva a un punto de relación tipo
victima y victimario, en lugar de una relación de compartir entre iguales.
¿SEXOS?
Si decimos: El hombre es
fuerte; luego entonces, por “lógica” deducimos que: La mujer es débil. Es
verdad que los hombres somos físicamente más fuertes, si nos quedamos con esta
imagen física, viviremos en un mundo donde las mujeres son dominadas por los
hombres, como en la época de las cavernas… pero ya no estamos en esa época.
¿CÓMO CAMBIAR ESTA IDEA?
Cuando dejamos de hablar de
“sexos” y hablamos de “energías” las cosas son completamente distintas.
La energía masculina es
fuerte, llamativa, escandalosa, la energía femenina es fuerte, sutil, oculta y
al final las dos se complementan.
A estas energías los chinos
le llamaban en Ying y el Yang, el psicólogo Carl Jung les llamó el animus y el
anima. La energía femenina está representada por la luna, mientras que la
masculina por el sol.
EL BRILLANTE SOL Y LA OSCURA
LUNA
El mejor ejemplo de cómo
funcionan estas energías nos lo da nuestra estrella más cercana y nuestro
satélite más grande: El sol y la luna
El sol es grande, llamativo,
nos permite desarrollar la razón, la habilidad de contar, la fuerza que
sostiene el crecimiento de la vida, el calor, el intelecto. Es imposible que en
el día no sepamos dónde está el sol, sólo necesitamos voltear al cielo y ahí lo
vamos a encontrar brillando enorme, dando calor a toda la tierra, por eso
resulta muy atractivo y nos hace soñar con brillar como él.
La luna, por otro lado, es
distinta: es posible que no sepamos dónde está en la noche, que no la podamos
ver, y si la vemos, no sabemos cómo la vamos a encontrar: puede estar llena,
menguante, puede brillar y alumbrar todo o estar oculta por las nubes. Así es
la energía femenina, cambiante, invisible, oscura y cuando hablamos de
oscuridad, no necesariamente hablamos de negatividad.
El sol ilumina, calienta, su
labor es evidente, por otra parte, la luna parece que no hiciera nada, ni siquiera la vemos,
pero su movimiento provoca el cambio de las mareas, es decir, que es capaz de
mover todo el océano, la luna influye en el agua de nuestros cuerpos, en
nuestros cambios emocionales, en el crecimiento de las plantas, es un enorme
poder invisible que es capaz de transformar todo sin que nos demos cuenta. Ese es el silencioso poder de la energía femenina.
¿DEBIL, DE DÓNDE?
Así estas energías se
representan en hombres y mujeres. Si un hombre se enoja con su energía
masculina, va a ser explosivo, ruidoso, van a volar sillas, se van a romper
puertas de un puñetazo, es decir: todo mundo se va a dar cuenta que está
enojado y que se las está cobrando.
Si una mujer se enoja con su
energía femenina, parece que no pasara nada, es posible que se quede en
silencio, y quien no conozca su poder, pensará que ella perdió la batalla, pero
creer eso es como pensar que no existe un huracán sólo porque estás en el
tranquilo ojo del huracán. Cuando menos lo esperes, esa “débil mujercita” se
habrá encargado de poner todo en contra tuya sin que sepas cómo ni cuando lo
hizo.
Por eso es que a los hombres
nos da miedo la energía femenina; porque nunca sabes por dónde va a llegar el
fuerte golpe de ese sexo débil.
RETOMA TU FUERZA
Cuando las mujeres están
hechizadas con la idea del “sexo débil” y peleadas con querer ser fuertes como los
hombres, para no ser débiles y sumisas, no pueden asumir toda la fuerza que
vive en ellas.
No quiere decir que no la
tengan, quiere decir que la andan disparando sin control. Cuando una mujer asume todo el poder de su
energía femenina, ya no necesita compararse con ningún hombre ni pelearse por
tener un lugar o por ser mejor.
Como en las cartas del
tarot, ella puede tomar su lugar de Emperatriz al lado del Emperador, sabiendo
que no tiene por qué competir con él; ella le da a él algo que él no tiene
y viceversa.
Esta consciencia ayuda a
evitar las peleas de pareja, los conflictos de familia. Cuando cada quién toma
su energía y su lugar, ya no necesita juzgar al otro ni querer hacer lo que le
corresponde, entonces puede explotar todo su potencial, su fuerza y su
capacidad creadora.
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Marco Navarro
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