¿Tu corazón está lastimado, dolido, roto?
¿Piensas que alguien te lastimó, te traicionó o te pisoteó el corazón?
¿Estas buscando cómo recuperarte?
Si es así, te invito a que leas estos sencillos tips para recuperar
tu corazón, sanarlo y volver a amar con libertad.
Todos hemos hablado del corazón de la siguiente manera:
“Escucha tu corazón”, “Le entregué mi corazón”, “Tienes que poner tu corazón en
algo”, “Me rompió el corazón”, etc. Lo interesante es que la mayoría de las
veces, no tenemos clara idea de qué hablamos cuando hablamos del corazón.
Sabemos que el corazón está ahí, a nuestro servicio y lo
sentimos todo el tiempo pero regularmente no le ponemos atención hasta que
“alguien” lo lastima y provoca que nos “duela”. Entonces nos acordamos de que
tenemos corazón y que en realidad no sabemos qué hacer con él.
MIRAR AL CORAZÓN
En primer lugar, tenemos que mirar al corazón. Darle un
lugar en nuestra vida como una parte importante de nuestra existencia. No
dejarlo como un cruel y despiadado manipulador de las emociones que vive
esperando a que nos enamoremos para luego darnos golpes sentimentales y al que,
le tenemos tanto miedo, que preferimos no hablar de él. Cuando miramos a nuestro corazón, le damos un lugar y podemos
hacerlo parte de nosotros.
¿QUÉ ES EL CORAZÓN?
Es importante que sepamos
de qué hablamos cuando hablamos del corazón:
Si hablamos del corazón de una manera anatómica, estaríamos hablando de un órgano relativamente pequeño de nuestro cuerpo, aproximadamente del mismo tamaño que un puño cerrado, que mide alrededor de 12 centímetros de largo y que tiene un peso promedio de 250 gramos en las mujeres y de 300 en hombres adultos. Este maravilloso órgano, está encargado, entre otras cosas, de llevar la sangre (con su carga de oxígeno y nutrientes) a todo nuestro cuerpo. Es decir que nuestra vida depende de su funcionamiento y lo mejor de todo es que no tenemos que estar conscientes de sus movimientos, él hace todo el trabajo sin necesidad de nuestra supervisión.
A nivel simbólico, el corazón representa la casa de nuestras
emociones, sentimientos y sensaciones más profundas. Es la fuente de nuestra
energía vital, el centro energético de
la vida que representa lo divino, la sede de nuestra alma y de nuestra capacidad
de amar. En su función de motor de la circulación sanguínea, también simboliza
nuestra capacidad de comunicarnos, de nutrir, de mediar y de encontrar la
unidad en la dualidad, es decir, de dejar de lado los conflictos y ser
compasivos con los demás, pero principalmente con nosotros mismos. Diríamos que
el corazón también es un órgano de los sentidos (junto con la vista, el tacto,
el oído, y el gusto) de hecho sería el “máximo órgano de los sentidos” y lo
curioso es que no sabemos utilizarlo.
¿CORAZÓN O CABEZA?
A menudo en mis consultas, me encuentro con personas que
dicen: “Tengo miedo de abrir mi corazón”, “Cuando escucho al corazón, me pierdo
en mis emociones”, “Mi corazón no es de confiar” y entonces me doy cuenta que
no están hablando con el corazón sino con la cabeza.
Tenemos una mala "educación emocional" Muy rara vez se nos enseña lo que es “escuchar al corazón”. Confundimos escuchar al corazón
con escuchar a todos los miedos que hay en nuestra cabeza.
¿QUÉ DICE EL CORAZÓN?
No es sencillo definir qué dice el corazón, pero es fácil
decir qué es lo que no dice.
El corazón no dice:
El corazón no dice:
·
“Me van a lastimar, mejor me cierro para no
sentir nada”
·
“Por favor no te vayas porque me haces sentir
que vale la pena vivir”
·
“Si te vas, me muero”
·
“Me voy a entregar a ti completamente, es tu
responsabilidad hacerme feliz”
·
“Antes de que me lastimes, mejor me voy”
·
“Nadie es de confiar”
·
“Soy culpable, merezco el castigo”
La mayoría de estas frases inician con un: “siento que…”
cuando en realidad deberían decir
“pienso que…”. Y este “pienso que”, generalmente viene de experiencias
anteriores que vivimos, de cosas que nos han contado otros o incluso de las
películas románticas que hemos visto.
¿ENTONCES CÓMO LO ESCUCHO?
El corazón no usa palabras como lo hace la cabeza,
por eso no lo podemos entender con la razón, sólo lo
podemos sentir. Si hiciéramos una traducción del corazón, escucharíamos
palabras muy simples como “Me gusta estar aquí" o "No me gusta estar aquí”,
“Estoy pleno”, “Algo no está en su lugar”, “Te amo” o el más importante: “Me
amo”.
Respira profundo, pon tu mano en el corazón, frena un poquito tus pensamientos, pregunta a tu corazón qué necesita y confía en el mensaje que surge de lo más profundo de ti; puede ser una palabra, un sentimiento o la necesidad de hacer algo, así de simple y hermoso es el lenguaje de nuestro corazón.
Respira profundo, pon tu mano en el corazón, frena un poquito tus pensamientos, pregunta a tu corazón qué necesita y confía en el mensaje que surge de lo más profundo de ti; puede ser una palabra, un sentimiento o la necesidad de hacer algo, así de simple y hermoso es el lenguaje de nuestro corazón.
¿Y SI ME ROMPIERON EL CORAZÓN?
Te tengo una buena noticia: “Nadie nos rompe el corazón". Nadie es tan poderoso como para hacer eso. Nadie te hace nada que no te hagas tú primero.
Nosotros mismos sí podemos reventar nuestro corazón, por ejemplo, cuando los miedos de nuestra cabeza no nos permiten sentir y nos obligamos a reprimir nuestras emociones, las venas que comunican al corazón se van endureciendo hasta provocar efectos físicos como la angina de pecho y en casos extremos el infarto.
Nosotros mismos sí podemos reventar nuestro corazón, por ejemplo, cuando los miedos de nuestra cabeza no nos permiten sentir y nos obligamos a reprimir nuestras emociones, las venas que comunican al corazón se van endureciendo hasta provocar efectos físicos como la angina de pecho y en casos extremos el infarto.
Ya en otro artículo de este blog comenté que el amor no se entrega (http://blogmarconavarro.blogspot.mx/2015/01/las-5-cosas-que-toda-pareja-debe-saber.html)
Entregar el corazón es querer hacer responsable a otro por mis emociones y luego quejarme porque no lo hizo bien. El corazón, mí corazón es mi responsabilidad, yo me encargo de mirarlo, escucharlo y atenderlo. Si te has descuidado y sientes que tu corazón está roto, es muy sencillo repararlo: Atiéndete, escúchate, apapáchate, deja de esperar que otros vengan a darte amor y comienza a dártelo. Los buenos médicos saben que la medicina más poderosa se llama amor.
Entregar el corazón es querer hacer responsable a otro por mis emociones y luego quejarme porque no lo hizo bien. El corazón, mí corazón es mi responsabilidad, yo me encargo de mirarlo, escucharlo y atenderlo. Si te has descuidado y sientes que tu corazón está roto, es muy sencillo repararlo: Atiéndete, escúchate, apapáchate, deja de esperar que otros vengan a darte amor y comienza a dártelo. Los buenos médicos saben que la medicina más poderosa se llama amor.
¿AMOR?
El corazón es un motorcito generador de amor, por eso cuando
nos sentimos enamorados de la vida, nuestras mejillas se sonrojan y la
temperatura de nuestro cuerpo se eleva, el amor es energía de vida. Cuando
cuido mi motorcito y lo apapacho, genero
más amor, amor que me puedo dar y que puedo dar a los demás.
KINTSUGI EL ARTE DE REPARAR EN ORO
Si después de leer este artículo sigues pensando que es una
desgracia el que te hayan roto el corazón, te invito a meditar sobre el arte
japonés del Kintsugi: En Japón, cuando una pieza de cerámica se rompe, los
japoneses lo reparan con polvo de oro, plata o platino, Este arte de reparar se
basa en la filosofía de que las roturas y reparaciones forman parte importante
de la historia del objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse, para reconocer su transformación y su valor. Cada evento es un aprendizaje en
nuestra historia que nos engrandece, embellece y nos hace crecer.
De corazón deseó lo mejor para tu hermoso corazón.
Si encontraste útil este artículo, te agradezco que lo
compartas con otros corazones.
Gracias.
Marco Navarro
0 comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por compartir.