7.2.15

5 COSAS QUE LAS MUJERES DEBEN SABER SOBRE LOS HOMBRES



LOS HOMBRES SOMOS SENSIBLES

Aunque a veces no lo parezca, debajo de nuestra fachada de fortaleza, tenemos un corazón que late y que es sensible a las emociones; sin embargo, desde pequeños se nos prepara para ser protectores, defensores y proveedores, lo cual no deja mucho espacio para la sensibilidad. Por un lado, esto nos fortalece y nos da identidad, aunque, desafortunadamente, también es la causa de que el paro cardiaco sea una de las principales razones de muerte masculina. 
La mujer que se permita mirar más allá de las apariencias, podrá encontrar a un ser humano sensible y atento a las necesidades de los otros. Los guerreros más valientes son aquellos que son capaces de tocar sus emociones e integrarlas a la batalla. Sensibilidad no es sinónimo de debilidad.

LOS HOMBRES SOMOS HOMBRES

Es verdad que somos sensibles, pero no hay que olvidar que la energía masculina es acción, raciocinio, conquista, penetración, construcción, agresión (que no violencia). Una de las mayores diferencias que existen con las mujeres, es una pequeña hormona llamada testosterona que provoca todas las revoluciones físicas, emocionales y mentales del hombre. 
Con la edad, los niveles de testosterona bajan y  se reduce nuestra necesidad de competencia, por tanto podemos buscar más cooperación y estabilidad. 
Pretender cambiar a un hombre es una empresa desgastante y sin sentido, es como querer que un pez aprenda a vivir fuera del agua. Lo mejor es respetar nuestras diferencias y reconocer que gracias a ellas, hombres y mujeres podemos hacer parejas.
Sólo cuando reconocemos las particularidades de nuestro genero, podemos reconocer, honrar, respetar y darle un buen lugar al otro sexo.

SÍ, NOS GUSTA EL SEXO (LA SEXUALIDAD PARA SER MÁS ESPECÍFICOS)

Existe la idea de que los hombres sólo pensamos en sexo y sólo andamos buscando dónde meter la cabecita; en realidad se sorprenderían de saber la cantidad de hombres que han sufrido impotencia durante el acto sexual porque “no sentían una conexión con la pareja”. 
A la mayoría de seres humanos, hombres o mujeres; nos gusta el sexo. En el caso de los hombres la sexualidad es más escandalosa y más llamativa porque surge de la energía masculina que es escandalosa y llamativa, por eso parece que nosotros viviéramos más sexualmente, pero los estudios han demostrado que las mujeres piensan la misma cantidad de veces en sexo, la diferencia es el componente emocional. 
También se dice que existe un elemento genético que hace que los hombres queramos reproducir nuestros genes la mayor cantidad de veces posible, sin embargo esto no es suficiente para explicar que nos guste el sexo, el sexo nos gusta por muchas razones: para algunos es una manera de conectar con la propia sensibilidad, para otros es un modo de demostrar su fortaleza, su masculinidad, para otros una fuga a los “deberes” que impone la sociedad, para otros una forma de conectar con la persona amada,  etcétera; es decir, que igual que a las mujeres, para nosotros el sexo es una manera de conocernos y conocer a al otro género.
En el fondo, no solo buscamos sexo, también buscamos conexión emocional. Para nosotros, una  buena relación sexual es aquella en la que la mujer, realmente se disfruta a sí misma y  disfruta de nuestra compañía y donde nosotros realmente nos disfrutamos a nosotros mismos y disfrutamos de su compañía. En conclusión: No solo pensamos en sexo, por el sexo mismo y la sexualidad nos gusta cuando el placer es compartido.

SOMOS PROTECTORES POR NATURALEZA, NO POR OBLIGACIÓN

Genéticamente sí existe una predisposición a dar la vida por las hembras, esto sucede en la mayoría de las especies animales.  La hembra tiene un mayor valor ya que es la “productora” de la vida. Ante un evento de vida o muerte, el hombre (mientras no sufra de alguna psicopatía) siempre se va a poner en segundo lugar con la conciencia de que las mujeres y los niños tienen la semilla del futuro de la especie. Esto, aunque sea un acto de la naturaleza, también es un acto que vale la pena reconocer. Se requiere de valentía para renunciar a la propia vida con la conciencia de que hay algo más grande e importante que nosotros mismos. Sin embargo, nos gusta ser protectores por iniciativa, no por obligación. Las mujeres que piensan que la protección del varón es una obligación y no agradecen lo que el hombre hace por ellas, después de un tiempo resultan fastidiosas; protegerlas pierde todo su valor y sentido de honor. La mujer que se valora y respeta a sí misma, siempre será valorada, respetada, cuidada y protegida sin necesidad de que lo pida.

NOS ENCANTAN LAS MUJERES Y SU ENERGÍA FEMENINA

Aunque ambos sexos tengamos tanto energía masculina como energía femenina, no hay nada más irresistible para un hombre que una mujer en armonía con su energía femenina. Las mujeres con exceso de energía masculina pueden resultar muy atractivas en principio porque representan un reto para ver quién puede más. Sin embargo, después de un tiempo, la batalla se vuelve aburrida porque no estamos peleando en el mismo campo. Una mujer con energía femenina, que se valora, se respeta y conoce su lugar como mujer, sin querer competir con nosotros, es como la miel para las abejas. Una mujer así, nos permite exponer, explorar y compartir nuestra energía masculina sin necesidad de competencias. Cada uno ocupa su lugar y entonces sucede la danza de las energías.  No es machismo, no es feminismo, es el sano equilibrio de la energía masculina y la energía femenina.

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Marco Navarro
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